domingo, 24 de febrero de 2013

el último de los lectores

Si Ulises y Eumeo existieron alguna vez, si posaron sus manos en estas mismas piedras, no importaba; lo importante era que ellos, estos lectores tardíos que pronunciaban esas palabras en un idioma que el poeta nunca llegaría a conocer, se habían convertido en parte de su tejido, aunque no aparecieran en el mismo. Por eso eran las piedras, el sendero, los que hacían mágico ese paisaje, y no al revés. Son instantes en los que se perpetúa el ahora, en los que esa anciana que esta a lo lejos con las cabras es Euriclea, y en los que ella quisiera contar una vez más cómo regresó a casa el héroe, cómo fue ella quien le reconoció y cómo había viso partir al hijo, descendiendo por el sendero hacia el puerto un día como éste y, por tanto, este día es el día de ellos, porque un poema no se habrá acabado hasta que no lo haya leído o escuchado el último de los lectores…
                El día de todas las almas, Cees Nooteboom

sábado, 23 de febrero de 2013

Crates- Progresistas y conservadores

Dicen que Crates arrojó la fortuna heredada al mar para ser libre y que cuando le preguntaron para qué servía la filosofía contestó:
-Para contentarse con comer sólo legumbres y vivir exento de cuidados y de inquietudes.
 
“Es famosa aquella frase de Will Durant que afirmaba que las grandes civilizaciones no se conquistan desde fuera si antes no se han destruido a sí mismas desde dentro. Y lo mismo puede afirmarse de los pueblos y de sus instituciones políticas. A este proceso de disolución interna se refería Rafael Gambra en un pasaje de su obra El silencio de Dios, en donde distinguía dos factores concurrentes: por un lado, la deserción, la pareceza y el conformismo de los sabios de la Ciudad, que se duermen en los laureles y dejan de ejercer la autoridad con sentido, de tal modo que el orden, las creencias, la moralidad, la justicia y las leyes quedan indefensas o, en el mejor de los casos, se sostienen de forma farisaica; por otro, la acción de los revolucionarios, que son los que no tienen nada qu perder, los que no aman las leyes, ni las creencias, los que no respetan los cimientos del orden ni los principios del bien y de la verdad y que, si no encuentran contradictores, hombres de fe, de verdader saber, lo tienen todo ganado, porque sus argumentos halagan las pasiones de los demás…
… En este momento crucial nos hallamos, después de que se haya cumplido aquel aserto feroz de Chesterton: Todo el mundo moderno se divide en progresistas y conservadores: la labor de los progresistas es ir cometiendo errores; la de los conservadores, evitar que los errores sean arreglados…
Juan Manuel de Prada, en el ABC, 23-2-2013. El ángulo oscuro, “Demolición”

sábado, 16 de febrero de 2013

la filosofia no es cosa de jóvenes

Mi mayor reproche contra ellos es que me impidieron durante demasiado tiempo, disfrutar de la lectura de lo que hoy tengo por uno de los textos más fascinantes de la Historia humana: la Metafísica de Aristóteles…
… La filosofía, ciertamente, “no es cosa de jóvenes”. En 1994, La edad del espíritu haría girar el gozne. Y todos los hoy ya sexagenarios tuvimos que cruzar el estupor que dice haber sentido Hegel a los cincuenta: “He pasado treinta años en tiempos turbulentos, oscilando entre el temor y la esperanza. Esperaba acabar alguna vez con el temor y la esperanza. Me veo hoy obligado a constatar que todo sigue igual”
En el ABC cultural de 16 de Febrero de 2013, “Eugenio Trías y la generación huérfana”, Gabriel Albiac.

jueves, 14 de febrero de 2013

Restaurante automático "Augías"

RESTAURANTE AUTOMÁTICO “AUGÍAS”
La objeción más fuerte contra el modo de vida del solterón es que como solo, siendo fácil que esto vuelva insensible y ruda a una persona. Quien tiene esa costumbre, tiene que vivir de manera espartana par no echarse a perder. Los anacoretas se alimentan frugalmente, aunque sea tan sólo por esta razón. Pues sólo en comunidad puede comerse de manera correcta; la comida hay que compartirla para que surta efecto. Igual da con quién: así, un mendigo sentado a la mesa enriquecía antiguamente la comida. Lo esencial es compartir y dar, en absoluto la conversación. Por otra parte, resulta sorprendente que la vida social se vuelva problemática sin comida. Y es que agasajar iguala y une. El conde de Saint-Germain permanecía en ayunas ante mesas repletas, gracias a lo cual podía ir dominando la conversación.  Si todos tienen el estómago vacío, al punto surgen las rivalidades.
                Calle de dirección única, Walter Benjamin

domingo, 10 de febrero de 2013

una saetera cegada

… Palpó la pared a su espalda en busca de no sabía qué: una puerta que no existía o una madre que lamiera sus heridas. Las llamas iluminaron el interior de la torre y la esperanza atravesó su cuerpo en todas direcciones, al distinguir una estrecha sombre vertical justo enfrente de su posición. Pensó que podría ser una ventana o la hornacina de un santo a media escalera, como las que había en el ascenso al camarín del Cristo de su pueblo. Se giró sobre su exiguo peldaño y palpó la  pared a su espalda en busca de asideros. Había socavones y grietas por todas partes. Encajando las manos en los agujeros consiguió avanzar sobre los restos de peldaños o sobre los huecos que éstos habían dejado en el muro al desprenderse. En un tiempo cuya medida ya no controlaba, alcanzó la sombra. Una saetera cegada que se abría paso hacia el exterior a través del muro. Se acuclilló sobre el alféizar triangular e introdujo sus manos entre las piedras con las que habían tapado la muesca. El humo acumulado en el interior del tubo estaba llegando hasta su posición. Consiguió sacar un par de rocas, que cayeron sobre el fuego porque la angustia le impedía controlar con precisión sus movimientos. Por suerte para él, el alguacil fumaba tranquilo, separado de la puerta, y sus hombres conversaban en la distancia esperando la caída de un cuerpo, no la de una piedra…
                Intemperie, Jesús Carrasco

sábado, 9 de febrero de 2013

logomaquia


De la RAE:

logomaquia.

(Del gr. λογομαχία, altercado).

1. f. Discusión en que se atiende a las palabras y no al fondo del asunto.

miércoles, 6 de febrero de 2013

escenografia y autosugestión


Y quizá ahora resultaba más emocionante el juego, porque yo, olvidando el miedo, percibía en lo que suele llamarse la furia de los elementos la plasmación de la tempestad que bullía en mi interior; tenía ante los ojos mis propios sentimientos, incluso me sentía protegido, como si aquello no fuera más que una escenografía montada para mi diversión.
Un soberbio ejercicio de autosugestión, lo reconozco, pero ¿por qué no iba a sentirme yo protagonista de aquella majestuosa tempestad, si hacía semanas que no pensaba sino en que tenía que quitarme la vida como fuera, y qué más en consonancia con mi estado de ánimo que este mundo enfurecido y encerrado en su propia oscuridad que, con toda su energía destructora, no sólo no podía extinguirse a sí mismo sino ni siquiera infligirse daño alguno, ya que tenía sobre sí tan poco poder como yo sobre mí?
                Libro del recuerdo, Péter Nádas
 

domingo, 3 de febrero de 2013

sobre el mantel brocado


Porque yo estaba aquí y me imaginaba que no estaba, y conmigo iba el anciano que yo sería, si vivía, y con él venía su juventud, y el anciano que recordaba su juventud, aquí, en el escenario de la orilla del mar, personificaba perfectamente mis ideas puestas en clave literaria: la sala con los sillones, sobre el mantel de brocado blanco, la taza de café que él se llevaba a los labios, y también el joven estaba con nosotros y, con la mano en el respaldo del sillón, nos daba alegremente los buenos días a los que estábamos sentados a la mesa, pero, para poder contemplarlo mejor, porque era el que más me interasaba, le hice retroceder hasta la puerta por la que acababa de entrar, porque me parecía que era él el que me pertenecía por completo, ya que no existía, y había alguien más, uno que nos observaba y que me ofrecía a ese rubio muchacho a cambio de que yo me aviniera a ser un dócil, instrumento de su poder…
                Libro del recuerdo, Péter Nádas

sábado, 2 de febrero de 2013

Gringo

Pero la aportación más importante se debe a la mano de Carlos Giménez. Hablaba antes de El Jinete Fantasma y de El Puma. Dos series que son punto de referencia indiscutible en la historia del cómic español. De dos autores, Ambrós y Boixcar, a los que nadie puede discutir su maestría. Y sin embargo, una lectura actual nos hace ver su pobreza gráfica. No existen fondos, los personajes son esquemáticos y planos, casi estáticos, no existe el menor rigor en la reproducción de paisajes, vestuario y mobiliario de la época, no hay ningún tipo de planificación ni de montaje, se utilizan casi siempre planos medios o planos generales cortos y un montón de posturas inverosímiles que solo se justifican para lucimiento del dibujantes y para narrar una aventura en la que la acción desempeña el papel de protagonista, pese a que los textos de apoyo son abusivos.
Aquí está el cambio radical introducido por Carlos Giménez que, pese a su joven edad y a su escasa formación, entonces, tenía un sentido innato de la planificación y un dominio magistral de las formas narrativas apropiadas. Un ritmo y una planificación más cercanos a las que utiliza el cine que a los de los tebeos clásicos. El acierto de Gringo está en su estructura narrativa, sus atrevidos encuadres, su planificación, ritmo, montaje, iluminación, sus fondos, el verismo de sus ambientes y sus dibujos. Es cierto que, quizás a causa de su juventud y a su traumática niñez, Carlos dulcifica las historias hasta extremos increíbles. Su maestro López Blanco, el dibujante de Las aventuras del F.B.I. señalaba que el oeste de Giménez era un oeste de cuentos de hadas porque en lugar de buitres pintaba pajaritos…
                Antoni Segarra